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Señuelos

Señuelo rima con pañuelo una barbaridad…

Pensamientos como éste anegaban la masilla gris de Gutiérrez en los días previos a su letargo preotoñal. Era incapaz de prever que, quizá, desconectaría del mundo, de su trabajo y de su rutina durante un lapso temporal indefinido, como su contrato. Pero no por ello dejaba de sentir cierto optimismo irracional hacia su presente contínuo, siempre en gerundio, gerundio loco como el tío Abundio, hasta el punto de contagiar a su manejador de hilos de esa alegría. Todo a su alrededor, hasta los mojones de buey salteados de dípteros verdes, le producían cierta felicidad (exceptuando papilas gustativas y pituitaria). Iba a resultar que, tras esa fachada enladrillada, un vergelito comenzaba a brotar (del verbo brotar) sin que nadie lo advirtiese. De hecho, nadie advertía ni tan siquiera su presencia. Dejó de pensar en la rima entre señuelo y pañuelo y sacó una servilleta del café Paco Vilches y comenzó a recitar para sus adentros lo que en ella había garabateado:

Represéntase la brevedad de lo que se vive
y cuán nada parece lo que se vivió

«¡Ah de la vida!» … ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.

¡Que sin poder saber cómo ni adónde,
la salud y la edad se hayan huído!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.

Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto;
soy un fue, y un será y un es cansado.

En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.

– Francisco de Quevedo –

Echando mano a su estilográfica y con un boceto de sonrisa en la carica, anotó en el reverso de la servilleta:

Revuélvete bien en la tumba, Quevedo,
que de miedos y penas
las almas están llenas
salvo la que es mía,
pues clara guía es en este enredo.

… Y vaya si se revolvió Quevedo… y Garcilaso, Góngora, Lope…

4 respuestas a «Señuelos»

Josú, jamiíca, no me diga cosas de esas que puedo llegar a creérmelas. Ah, y tenga cuidaíco con lo que agarra, que a mí me agarró un virus el pasado invierno y me tiré fastidiao casi dos meses. Abríguese, por favor, no quisiera que la única lectora* que comenta el blog deje de hacerlo. ¡¡Muchas gracias!!*Adelantándome a los otros lectores que comentan, sólo quiero aclarar que aquí el énfasis está en el género. A vosotros tampoco quiero perderos como comentaristas, así que… ¡abrigaos, coño!

No caigas en los mismos errores que los imbeciles (lease legisladores y algunos periodistas) de este país (que no se dice este país, que se dice Sssspaña). El genero se aplica a las palabras. Las personas tiene sexo.

Me refería al género de la palabra «lectora» que es, si nadie me lo desmiente, femenino. Así que no caigo en incorrección esta vez, don Manué, pero muchas gracias por su apreciación.

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